- Qué nadie va a decir nada? Dios mío, no es posible que nadie esté viendo.
Llevaba sentado ahí más de una hora era una junta a la que ella me había invitado, no tenía interés en el tema pero con tal de verla otra vez podía hacer lo que fuera. Todavía después de una hora de oír testimonios, preguntas y experiencias extraordinarias no me quedaba claro cual era el objetivo de estar sentado ahí. Especialmente cuando ella no se había aparecido.
Una mujer hablaba de su experiencia personal, de cómo había encontrado a Jesucristo. Mi mente merodeaba en los alrededores nada que realmente me llamara la atención hasta que presencie lo que yo le llamo el milagro.
Sentados en círculo, frente a mi una pareja … hombre y mujer tomados de la mano callados muy sonrientes. Me miraron al mismo tiempo y me hicieron una seña que me indicaba que viera lo que estaba apunto de suceder.
Un hilo de luz se comenzaba a distinguir, les salía de la cabeza, gradualmente se fue haciendo más y más grande, la habitación se iluminaba con una luz cálida y dorada, poco a poco, salían de su capullo estaba presenciando su nacimiento, su convertirse en mariposas pude distinguir forma y colores. La luz era ellos mismos desnudos buscaban salir del cuerpo presente. De vez en cuando me veían me sonreían en complicidad, salían poco a poco con placer en sus rostros.
De repente tuve ganas orinar, desde pequeño ha sido mi reacción al miedo, crucé fuerte las piernas para contenerme no podía dejar de mirarlos: eran bellos, luminosos, flotaban… no lo había notado pero tenía la boca abierta y la cara pálida. La gente seguía atendiendo el testimonio de la mujer, nadie notó nada.
Cuando salieron por completo, se reían de mi sorpresa y de mi facha, no podía cerrar la boca. Volaban en la habitación dando vueltas, se posaban en nuestras cabezas eran ligeros y juguetones.
Cruzaba las piernas. - ¿Qué nadie va a decir nada? ¿qué nadie ve nada? pensé, sin cerrar la boca.
Mi necesidad se hacía urgente. No debí de haber tomado tanto café. Ellos jugaban sobre la cabeza de la testimoniante, haciendo caras sacando la lengua. Me daba risa me concentraba para no soltar la carcajada ella fue más allá y empezó a imitar a quien hablaba, él por su parte imitaba a los que la escuchaban. Era como un acto de mímica como los del parque los domingos.
Me trataba de contener sin ningún resultado no pude más , mi risa en segundos se convirtió en carcajadas. Cruzaba las piernas con más fuerza.
Ellos se veían complacidos seguían haciendo bobadas a costa de los participantes sentí un húmedo aliento entre mis piernas, con gestos les indicaba que pararan por favor que aquello iba a ser un desastre, me lloraban los ojos de la risa, el tímido hilo de orina se convertía en un río… cedí… un abundante chorro se extendía en todo su esplendor pasando de mi silla en cascada al piso, la sensación era cálida y húmeda dejé de reírme.
De la risa pasé a la vergüenza me sentía expuesto, en ridículo, lo único que alcancé a hacer fue pedirle a mi Dios que me sacara de esa situación. La mujer calló todos me miraban incluso los seres de luz, a quienes les había cambiado la cara, puedo jurar que sentían pena por mi.
Me levanté con el pantalón empapado y dije: - ¿Qué nadie va a decir nada?
Fabiola
Marzo 2005
1 comment:
Excellent!
This one (!) I enjoyed very much!! Very much.
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